miércoles, 27 de mayo de 2020

La guerra de los ratones (primera parte)

La guerra de los ratones.


Había una vez una Nación de ratones que vivían en una organización bajo la cuál eran gobernados por un líder que llamaban "El Gran ratón".
Él  representaba a la  gran clase dominante, "Los nobles ratones." Una organización de élite que nucleaba a los más poderosos ratones de este lugar, cuyo fundador era ni más, ni menos que El Gran ratón, quien bajo el lema ” Queso y prosperidad" había logrado acaparar el poder por décadas, oprimiendo a los ratones más débiles, los llamados ratones urbanos. Quienes por durante años, habían soportado toda clase de injusticias por parte de La suciedad de los ratones nobles, tales como el acaparamiento casi total del queso nacional, el cobro excesivo de impuestos de toda índole, y la casi nula representatividad en el Parlamento de la Nación ratona.

El bien más preciado era sin duda el queso, y su gran variedad que existía, siendo el gruyere el más cotizando. El queso lo usan no solo para comer, sino también para comerciar, intercambiar vienes y servicios, y un sin fin de actividades que hacían que si economía funcionará de acuerdo a los estatutos que marcaba La sociedad de los ratones nobles. 
Era claro que los nobles ratones y su malévolo líder cometían actos de injusticia social mediante el aparato gubernamental de su Nación. Una, que alguna vez fue incorrupta, equitativa socialmente, y justa con todos sus ratones. No fue, sino hasta la llegada del primer contingente de ratones procedentes de las lejanas colinas de "Ratonzonia" (lugar de donde provienian los nobles ratones, y obviamente El Gran ratón) que la nación ratona lentamente comenzó a cambiar radicalmente para el beneficio de la nobleza ratona.

        El origen de la guerra.

Antes de la llegada del gran ratón y su séquito de ratones nobles, la Naciónión  era un lugar donde había una organización, y un sistema de gobierno donde todos los ratones tenían las mismas condiciones para el acceso al queso, y sus beneficios. Todos trabajaban para que el Estado pudiera abastecer a los líderes de familia y sus ratoneras del queso, con todo lo que esto significa para la vida de los ratones. A cambio de una porción generosa de queso, los ratones trabajaban tres días a la semana para mantener su nivel básico de vida, y satisfacer las necesidades de los ratones, y sostener su sistema social ratonitario, teniendo así una completa armonía. Pero había una pequeña falencia. De los cuatro días restantes de la semana, donde los ratones no trabajaban, y se dedicaban a su familia y su esparcimiento social, se podría obtener más variedad y cantidad de queso para la Nación. Ésto lo sabían las autoridades parlamentarias, pero los ratones a través de los ratones parlamentarios, habían acordado que solamente trabajarian lo justo y necesario para poder vivir bien y tranquilos, y sin la necesidad de sacrificar tiempo valioso para dedicarle a la familia, y sus costumbres socio-ratonitarias, no veían la necesidad de producir más queso del establecido como estaba estipulado en su ratonstitucion Nacional.

Hasta aquí todo bien. Pero cuando Adam, el nombre del gran ratón, y su séquito de ratones nobles llegaron a la Nación ratona, y después de analizar su organización, vieron la pequeña gran falencia que los ratones urbanos tenían. Haciendo uso de su reserva noble de queso que habían traído consigo, Adam y sus secuases lograron sobornar a los más importantes de los ratones parlamentarios, para lograr un acuerdo parlamentario y cambiar ciertos artículos de su ratonstitucion, y lograr que se produjera queso en los días restantes de la semana no laborables, para poder acomular reservas federales de queso a modo de previsión para futuras escaceses. Esto era claramente un pretexto, y una vil mentira para que por medio del preciado queso, Adam pudiera poco a poco apoderarse del aparato gubernamental y así poder cambiar a toda una Nación y sus ratones, beneficiando así, a la que en un futuro sería "La sociedad de los ratones nobles"

         La asamblea que lo cambio todo.

Días previos a la fatídica asamblea que cambiaría el futuro de la Nación, Adam y sus secuaces se habían reunido con quién fuera el ratón parlamentario que lo cambiaría todo para sobornarlo, y deslumbrarlo con grandes cantidades de queso y así organizara una reunión con su bloque, que era el que nucleaba a la mayor parte de los ratones parlamentarios, y así proponer mediante razones basadas en una supuesta "necesidad" reformar la rotonstitucion nacional en POS del bien nacional. Este ratón era, el ratón Charles.
El parlamentario en cuestión, se encontraba en la oficina de la ratonera de Adam, quién como siempre estaba acompañado de sus secuaces. Se habían reunido para acordar los términos que los nobles querían para la reforma. Queso de por medio, los ratones charlaban en una aparente reunión amigable.

-Dígame Charles, ¿Cre usted que nuestro proyecto de reforma funcionará?

- Con los parlamentarios correctos, y los fundamentos necesarios para impresionar y convencer al parlamento. Si, funcionará. Obviamente estamos hablando que esto les va a costar más queso de lo acordado.

- ¿¡Más del que ya recibió!?

 - Lo que usted señor, quiere hacer en conjunto con sus amigos. Amerita convencer y deslumbrar a muchos ratones respetables del parlamento. Y a decir verdad, y disculpando la forma, no es fácil de lograr lo que ustedes quieren. Se requiere de tiempo, queso y esfuerzo. Estamos hablando que pretenden cambiar radicalmente un sistema, y una forma de vida que ha perdurado por siglos en nuestra Nación. ¿Le parece poco?

- Eso lo entiendo, pero ya hemos entregado una cantidad obsena de queso, de uno muy preciado y, entiendo que escaso en esta Nación.

- Comparado con lo que pretenden hacer, pero sobre todo con la cantidad de queso y variedades que existen que ustedes ganarán. Francamente no es nada. Así que dígame Adam, ¿Están ustedes dispuestos a desormar la cantidad necesaria de queso que se necesite? ¿O a caso pretenden que, lo que voy a hacer junto con los demás ratones parlamentarios sea a cambio de hebras de queso? No señores, eso puede significar para mí y mis colegas el fin de muestras carreras, de nuestras vidas profesionales. Si ustedes quieren que los parlamentarios adecuados y yo, hagamos lo que me están pidiendo. Les va a costar muchas ormas de queso. Sino están dispuestos, entonces no hay trato.

- Creí que usted era un ratón de palabra, y honorable. Señor mío. Sino, no entiendo cómo es que acepto las ormas que ya le hemos dado. Pensé que teníamos un trato.

- El trato lo tendremos, pero no a este precio. Le repito Adam, si quiere que mis colegas y yo hagamos lo que ustedes pretenden, no será con el queso ya entregado. Ustedes deben de entender que comprar voluntades que han sido formadas por generaciones, por ratones honorables y conservadores de una sociedad tan tradicionalista como es la de mí Nación, no es una tarea fácil de lograr. Así que sino llegamos a un acuerdo razonable señor mío, no tendremos un trato hoy en esta ratonera.

- ¿De cuántas ormas estamos hablando Charles?

- Tendría que consultarlo, pero si me dan 48 horas tendré esa respuesta.

- Muy bien, 48 horas entonces Charles. Hasta entonces.
 
  Adam y Charles se dieron la pata, dando por terminada la reunión.
Al salir de la ratonera de Adam, Charles se dirigió al primer teléfono público que encontró libre, introdujo un pedacito de queso, marco a la oficina de su socio y le dijo.

- ¿Julius? Han aceptado, tal cual lo planeado. Reúne al equipo, tenemos trabajo que hacer.

Algo que sucedió en la reunión fue que, mediante una maniobra a escondidas, uno de los secuaces del gran ratón introdujo un micrófono en el sombrero de Charles.

Una vez reunido con su socio, Charles comenzó junto con el resto del equipo a diseñar su proyecto de ley que expondrían ante el parlamento. Lo que sería el nuevo orden de gobierno.

- Señores, tenemos en nuestras patas una propuesta que de ser concretada, significará la solución a todos nuestros problemas personales,  pero también el final de nuestras carreras parlamentarias. Tomando un cuenta la cantidad exorbitante de ormas de queso que obtendremos, eso hace más que justificarlo. Así que tenemos que ponernos a trabajar en una nueva propuesta de reforma ratonstitucional para lograrlo. Solo que tenemos 48 horas para primero aceptar finalmente el trato, y podemos usar ese tiempo para diseñar dicho proyecto y presentarlo en la próxima asamblea. Bueno señores ¡A trabajar!

Esa misma tarde, Charles y su equipo comenzaron a diseñar lo que sería la causa del inicio de la guerra de los ratones. Buscando argumentos que justificarán la supuesta necesidad de reformar la ley, y cambiar su forma de vida. Trabajaron día y noche para armar el principio del fin.

Pasadas las horas acordadas, Charles se reunía con el gran ratón nuevamente para darle la respuesta a su propuesta. 

- Y bien Charles ¿Tenemos un trato?

- Tenemos un trato, uno que les va a costar 16 ormas de queso gruyere. Si quieren llevar a cabo este trato, y el plan acordado.

- ¿Cuentas dijo? ¿16 ormas? ¡Eso es pedir mucho para un ratón!

- Como dije en nuestra reunión anterior. Es poco comparado con lo que ustedes van a ganar.

Adam volteo a ver a sus secuaces, y con un simple gesto daban por aprobada la propuesta.
- Bien, ¿Cómo piensa distribuir esas 16 ormas Charles?

-  Cinco ormas para mí, cinco ormas para mí socio, una para cada uno de mis tres colaboradores, y el resto se repartirán entre los demás miembros de mí bloque. 
Solo tengo una petición. Que esto que estamos haciendo hoy aquí en esta ratonera, no salga jamás de estás paredes, y que nunca nadie fuera de está oficina sepa cuál fue el origen de la reforma.

Adam miro a sus secuaces siendo cómplices de algo que Charles ignoraba. Respondiendo rápidamente para no levantar sospechas, Adam simplemente se limito a contestar con un "excelente".

Para tener una idea del valor de las ormas de queso, cada una es capaz de alimentar y sostener a treinta familias de ratones por cuatro meses. Las de queso gruyere, por ocho meses. Es decir, que el ratón que logrará tener tan solo una de estas para el solo, representaba una verdadera fortuna. Charles había negociado cinco de las de gruyere para el solo, lo que le significaba una jugosa cuenta en el "Banco Nacional del Queso" y por supuesto, una tranquilidad personal, pero a costa del hambre y sufrimiento de miles de ratones.

Días después en el Parlamento Nacional, Charles y su bloque asistían a la que sería la llamada "La fatídica sesión."  Después de haber propuesto la reforma a la ley, el parlamento se encontraba reunido con todos los representantes de la Nación ratona. Temprano por la mañana, uno a uno iban llegando el resinto listos para sesionar. Una vez que el quorum estuvo dado, el presidente del Honorable Parlamento de la Nación ratona, daba por iniciada la sesión.

- Buenos días estimados representantes de la Nación ratona. El día de hoy nos encontramos reunidos para darle el correspondiente tratamiento a un proyecto de reforma de la ratonstitucion nacional, mismo que presentó el congresista Charles y si bloque de parlamentarios. Esta reforma pretende cambiar el artículo 14 de la rotonstitucion que, entre otras cosas regula la actividad laboral de está Nación, y de sus ratones, teniendo tres días laboralmente activos, que hacen posible el desarrollo comercial, social, y ratonitario de nuestra sociedad roedora. Sin más preámbulo doy por iniciada está sesión.
Con un golpe firme de su martillo, el  presidente del parlamento le daba la palabra al primer disertante del día, el parlamentario del bloque "Ratones Artesanos Quesos". El ratón Harry.

- Gracias señor presidente. Estimados ratones colegas, ratones miembros de la prensa, ratones presentes del orden público, miembros de la cámara del trabajo de la Nación, estimados amigos.
Hoy estamos ante una situación que sin duda alguna pasará a formar parte de la historia contemporánea de nuestra querida Nación. Pues el día de la fecha nos encontramos reunidos aquí en este resinto para tratar un proyecto de reforma que lejos de promover el bien común, y resguardar las tradiciones y costumbres que por durante siglos ha mantenido la sociedad de nuestra Nación, dándole así identidad a todos los habitantes. Esta reforma pretende de manera vil y miserable transformar a toda una Nación en algo menos que esclavos de la avaricia de unos pocos ratones, quienes por cierto, y con el aparente objeto de procurar el crecimiento de nuestra Nación en materia económica, pretenden someter a todos los ratones laboralmente activos y sus familias, a una vida dedicada a la excesiva producción del tan preciado queso y sus variedades, con el fin de atesorarlo y acomodarlo con el pretexto de tener previsiones sociales a futuras hambrunas que pudieran producir una eventual crisis nacional. Pero la verdad es que esto lo quieren para fines de enriquecimiento personal, para lograr de está forma apoderarse del monopolio del queso. En otras palabras, y disculpando las formas, lo que esté grupo corrupto pretende, es usar el aparato estatal en beneficio propio.

Al principio de mí disertación, dije que hoy estamos ante una situación que pasará a formar parte de la historia de nuestra Nación. Porque hoy, queridos camaradas y compatriotas, los que tenemos la gran responsabilidad, pero sobre todo el honor de defender los intereses de los ratones de nuestra querida Nación. No podemos permitir que fuerzas obscuras pretenden apoderarse del bien común, de esclavizar a nuestros Ratones. Pero sobre todo, no podemos sucumbir ante la avaricia, y los intereses de unos pocos, a costa de la desgracia nacional.
Es por eso que tanto mí bloque, y quién les habla, hemos decidido votar en contra de este vil proyecto de reforma, y a su vez expresar nuestro repudio al mismo. Se que la mayoría de los representantes de la Nación acompañarán a mí bloque, y a mí en esta negativa.
Muchas gracias a todos.

Con un gran aplauso de todos los presentes, el ratón Harry se bajaba del estrado, sosteniéndose con su cola del barandal, pues era un ratón mayor.

....Continúa la semana próxima

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